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La belleza natural: piel fresca, sana y radiante

Actualizado: 6 ago 2022


Nunca fui una gran dedicada con el cuidado de la piel, pero siempre mantuve una mirada conectada con el cuidado simple.


Entiendo la verdadera belleza desde lo natural y también conectada con nuestra propia naturaleza. Es por eso, que siempre busco alternativas para conectar desde ese lugar más consciente y natural.


A través de pequeñas rutinas diarias, podemos regenerar la belleza interior todos los días. Es allí donde descubrimos nuestra propia belleza natural, conectadas con nuestra esencia y cuidando de nosotras.


Podemos encontrar alternativas para potenciarla y así también cultivar nuestro amor propio, fortaleciendo nuestra confianza.


La realidad es que en el mercado siempre tenemos alternativas más radicales, pero es a través de los productos naturales que podemos conectar con nuestra belleza innata.


Las rutinas de cuidado de nuestra piel también forman parte de hábitos de autocuidado consciente.


La piel perfecta no existe.


Muchas de nosotras en algún momento soñamos con lograr una piel impecable.


Si bien la piel perfecta no existe (ya que continuamente estamos conviviendo con nuestros cambios hormonales o “marcas”propias de los años vividos) todos podemos tener la inquietud de mejorarla.


La buena noticia es que naturalmente, podemos mejorar en cuanto a su apariencia y a su salud.

 

Algunas prácticas para el autocuidado de la piel y para tenerla natural y radiante.


  • Hidratarse adecuadamente

La hidratación es imprescindible para una piel sana y radiante. La piel deshidratada

puede sentirse seca, con picazón y sin brillo.

Es importante tomar suficientes líquidos a lo largo del día, para mantener altos los niveles

de hidratación.

  • Dormir 8 horas: asegurar el adecuado descanso para el cuerpo y nuestra piel.

  • Lavar la cara con agua tibia o fría: La limpieza nos ayuda a eliminar las toxinas, los brillos, nos ayudan a que los poros respiren y nos conectan con el momento del autocuidado.

  • Usar jabones de aceite vegetal: con extractos vegetales, hierbas y aceites esenciales, para que nutran tu piel y la hidraten sin aditivos químicos (que pueden irritarla y contaminar el medio ambiente)

  • Masaje facial o con un rodillo facial: ayuda a deshinchar la piel y a aumentar el flujo sanguíneo.


  • Exfoliar la cara y cepillado en seco cada mañana y/o noche. La exfoliación ayuda a eliminar las células muertas de la piel, generando una desintoxicación y así dar lugar a una piel más luminosa.

  • Llevar una alimentación equilibrada y consumir alimentos hidratantes como: sandía, pepino, apio, melón, caldos, etc.

  • Movimiento consciente: al ejercitarnos estimulamos la circulación sanguínea, esto quiere decir que aumentamos el nivel de oxigenación en sangre favoreciendo la nutrición celular.


Regla de oro: hacelo simple.


 

Abrazá tu piel


Aspirar a una piel perfecta no tiene sentido, si desear una piel radiante y sana.


Todos tenemos defectos, imperfecciones y "huellas" de una vida bien vivida. Trabajemos en aceptarnos y potenciar cada parte de nuestro cuerpo y mente desde un lugar más compasivo y cultivando nuestro amor propio.


Te invito a abrazar la piel en la que estás y a cuidarla día a día.



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